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“Sus tenis se quedaron… pero su familia jamás lo soltó”: sigue la búsqueda de Eder en el río Purificación

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Quienes conocieron a Eder hablan de un chico tranquilo, generoso, un joven bueno que, como todos, tenía sueños, errores y un corazón enorme. Hoy su ausencia no es solo noticia: es una herida abierta que atraviesa a toda una comunidad.

Por Redacción | AlCierre Noticias

Padilla, Tamaulipas.— Desde hace más de 24 horas, una familia sostiene la esperanza con las manos, los pies en el lodo y el alma hecha pedazos. Eder Alfonso Benavides, un joven noble y reservado, no ha regresado a casa. Fue visto por última vez la noche del sábado en las inmediaciones del campo El Sargento. Lo único que quedó de él fueron sus tenis, encontrados cerca del río Purificación. Desde entonces, nada. Solo silencio, incertidumbre y una búsqueda que duele más con cada minuto que pasa.

La versión oficial presume que Eder pudo haber ingresado al río y haber sido arrastrado por la corriente. Pero su familia, que lo conoce, no cree en esa hipótesis. Ellos no han dejado de insistir, de preguntar, de esperar. Han enfrentado el terreno difícil, las respuestas ambiguas y las miradas que bajan al suelo cuando no hay certezas.

El operativo de búsqueda, coordinado por Protección Civil del Estado, incluye drones, personal capacitado y recorridos a pie entre la vegetación espesa. Pero nada ha sido más fuerte que el amor de quienes lo buscan. Porque esto no es solo un protocolo: es la vida de alguien que hace falta. Es una silla vacía en la mesa. Es un celular que ya no suena. Es una familia en vela, aferrada a la fe.

Quienes conocieron a Eder hablan de un chico tranquilo, generoso, un joven bueno que, como todos, tenía sueños, errores y un corazón enorme. Hoy su ausencia no es solo noticia: es una herida abierta que atraviesa a toda una comunidad.

Y para quienes no lo conocieron, basta mirar el rostro de su familia para entender que esto no se trata solo de un nombre: se trata del amor más profundo, de ese que no se rinde, que no se ahoga, que no se va. El amor que sale a buscarlo cada día aunque el mundo no entienda, aunque los minutos pasen, aunque el corazón duela.

Porque donde otros ven una búsqueda, ellos viven una oración con cada paso. Y aunque el río guarde silencio… hay una familia que no deja de llamarlo con el alma entera:
Eder, vuelve. Aquí te estamos esperando.

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